Cecilia, la custodia de las armaduras de “El Lobo”

por Ronny Acevedo

A cuatro años del fallecimiento de Julio González, creador de las armaduras que se encuentran en museo del Patio la Rosa, Cecilia Flores, nos cuenta del trabajo y vida de “El Lobo”, Julio González, armero.

Para ella, aún su muerte es algo reciente, aunque hayan pasado 4 años, quizás por  su cercanía con el trabajo de Julio, lo hace recordar constantemente a su esposo y compañero por más de 20 años quien la motiva a seguir mostrando su oficio.

Pero su obra sigue vigente gracias a Cecilia Flores, que cada fin de semana abre las puertas del Museo de Armaduras. Llega temprano a limpiar el lugar y cada pieza, con dedicación y cariño, pues las manos de su compañero están en cada una de ellas.

Fue vecino de la Comunidad Ecológica durante algún tiempo, tuvo un taller en la casa de un amigo y luego se estableció en el patio “La Rosa”, donde vivió hasta que conoció a Cecilia.

“Fue amor a primera vista, llegué allá para mostrarle a mi hijo armaduras porque él estaba muy entusiasmado con el libro de Tolkien “El señor de los anillos” y quería ver una armadura de verdad. Mis pasos mágicamente me llevaron allá. En tres días me invitó a salir y ahí nunca más nos separamos”. Así empieza una historia de amor entre fierros y armaduras.

No todo fue tan fácil, porque eran 20 años de diferencia, pero a Cecilia eso no le importaba, Julio llenaba todo su mundo, él también le enseñó algunas cosas de su trabajo y ella aprendió a tejer en metal, piezas que también están expuestas en el museo.

El Lobo llegó a este oficio primero como hobby, desde niño le llamaba la atención la época medieval, historietas, libros, toda la indumentaria de caballero, espadas, armaduras y los valores que evocaban. “Valentía, lealtad, el valor de la palabra, que hoy es tan difícil de encontrar personas así”, cuenta Cecilia.

Para El Lobo, era muy importante la investigación histórica, así como también aprender y enseñar la técnica. Si bien antes de dedicarse ciento por ciento a este arte, trabajó en un taller mecánico y como cuenta el mismo lobo en diversas grabaciones que hay en Internet: “Fui un afortunado de poder hacer de mi sueño un trabajo”.

Julio manejaba una técnica de fabricación de armaduras sin soldadura que solo 8 armeros practican en el mundo, y él como único exponente de esta técnica en Latinoamérica. Consiste en martillar las piezas, calentar el metal y mezclarla con aceites para darle el color, todo hecho a pulso, manualmente con bastante tiempo de trabajo.

Su oficio lo llevó a diferentes lugares de Chile, universidades, exposiciones, donde fue muy felicitado por su oficio, sin embargo, no pudo ser posible su sueño de viajar a Europa, empaparse de su cultura y poder mostrar su trabajo y compartir conocimientos con otros armeros, como señala su esposa.

Actualmente, Cecilia tiene 18 armaduras en exposición, cobra una entrada de $500 para poder pagar el arriendo del local en el Patio la Rosa. Hoy con la pandemia y en la fase que se encuentra la Región Metropolitana, abrirá el museo sólo los jueves a partir de las 15:00 hrs.

Cecilia relata que en el taller hay más de 180 piezas entre espadas, cinturones de castidad, cota de malla, tejidos, cascos. En el museo hay exhibidas 18 armaduras completas, que corresponden a réplicas de la época de la Edad Media, principalmente de Inglaterra y España, entre ellas llama la atención el atuendo de caballero templario o la armadura de los conquistadores que vinieron a América como Diego de Almagro y Pedro de Valdivia.

Pese a que el lobo no pudo cumplir en vida ir a Europa, para Cecilia sigue siendo su sueño que se le reconozca su arte y ojalá llegaran sus armaduras a Europa para que se conozca y valore el trabajo de su amado Julio.

Por Mariela Gallardo G.